¡Oh, que fuera aquella noche solitaria, Que no viniera canción alguna en ella! Maldíganla los que maldicen el día, Los que se aprestan a despertar a leviatán. (Job 3:7–8) Con estas y otras amargas metáforas, Job maldice el día en que nació. ¿Quién ha despertado a leviatán? ¿Qué bestia es ésta, y cómo escapará de ella? El monstruo que yacía en el fondo oscuro del alma de Job, aunque apenas si perturbaba la plácida y luminosa superficie de su vida, es un terrible ser que se aloja en el inconsciente
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